Existen diferentes definiciones sobre la ecoeficiencia aunque todas vienen a decir que se trata de un proceso o de la relación entre el valor de un producto o actividad económica y la suma de los impactos ambientales que genera a lo largo de su ciclo de vida. De hecho, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD por sus siglas en inglés) precisa que la ecoeficiencia, «es la ratio entre el valor añadido de lo que se ha producido y el impacto ambiental añadido que ha costado producirlo«. En ese sentido, las fachadas ecoeficientes son aquellas que generan un menor impacto ambiental durante toda la cadena de producción y también a lo largo de su ciclo vital.
Existen varios tipos de fachadas ecoeficientes en función del material que se utilice en su revestimiento y en este artículo mencionaremos aquellos que, además, se empleen con más asiduidad en la actualidad.
Tipos de revestimientos de fachadas
En función de la zona geográfica o la orientación en la que esté ubicada la vivienda será más aconsejable utilizar un tipo de revestimiento u otro, ya que determinará su protección y habitabilidad. La mayoría se componen de una base de resina, que les proporciona una serie de propiedades como elasticidad, la impermeabilidad y la durabilidad.
- Revestimientos al silicato: su principal característica es la alta transpirabilidad, además de la dureza para reforzar la estructura del edificio.
- Revestimientos al siloxano: especialmente indicados para climas con lluvias abundantes y alto nivel de humedad. Ofrecen equilibrio entre impermeabilidad a la lluvia y permeabilidad al vapor de agua, y aportan al revestimiento una alta resistencia a las partículas de suciedad.
- Revestimientos acrílicos: son los revestimientos más utilizados ya que es muy fácil aplicarlos. Impermeabilidad y transpirabilidad son sus características más destacadas.
- Revestimientos al pliolite: muy adherentes, incluso en climas fríos o fachadas con humedades, ideales para emplearse en fachadas con problemas de disgregación.

Además, también podemos clasificar las fachadas ecoeficientes en función del material del que estén compuestas:
- Fachadas de piedra: material de uso frecuente que aporta elegancia y un aspecto rústico o rural. Son duraderas y resistentes, sin embargo, no aíslan bien así que será necesario aplicar un sistema de aislamiento.
- Fachadas de madera: la madera también ofrece un estilo diferente y distinguido pero, al contrario de la piedra, si es un buen material aislante térmico y acústico. Por el contrario, necesita un mayor cuidado y atención en el mantenimiento y un tratamiento que mitigue los efectos adversos que los diferentes agentes meteorológicos puedan causarle.
- Fachadas de hormigón: homogeneidad es la cualidad que mejor define a este tipo de fachadas. Su frío porte industrial describe, casi sin quererlo, la necesidad de aislantes térmicos que eviten humedades y aporten confort térmico.
- Fachadas de ladrillo: alta resistencia, durabilidad y antienvejecimiento son los poderes del ladrillo, que también necesita sistemas de aislamiento para poder ofrecer bienestar en el hogar.
- Fachadas de cerámica: un revestimiento particular, ya que se trata de fachadas ventiladas compuestas por materiales cerámicos. Aúnan las mejores cualidades tanto a nivel técnico (innovación) como estético (existe mucha variedad en diseños), por lo que son una de las soluciones más populares en la actualidad. Muy buen aislamiento, tanto térmico como acústico, que se traduce en un considerable ahorro energético de hasta el 30%.

Revestimiento monocapa
El mortero monocapa se compone de un mortero predosificado industrialmente a base de cemento al que se le pueden añadir distintos aditivos como áridos, fibras y agua, dependiendo las propiedades que se quieran conseguir.
Este tipo de revestimientos tienen varias funciones. Por un lado, protegen e impermeabilizan, por otro son permeables al vapor del agua y, además, son ideales para decorar las fachadas. Esto es debido a que permiten una amplia variedad de tonalidades, efectos de color y acabados, por lo que el estilo se cada fachada puede ser muy personal.
Entre las desventajas, destaca que pueden aparecer fisuras que dañen la decoración ante cualquier tipo de contracción o dilatación del edificio.
En cuanto a su aplicación, hay una serie de paramentos con los que no casa bien como las paredes pintadas, el yeso o aquellas superficies que dispongan de algún revestimiento plástico o hidrofugado. Sin embargo, sí se puede emplear directamente sobre fachadas de ladrillo, hormigón, cemento o termoarcilla, entre otros, y lo aconsejable es que el grosor de la capa sea de 15 mm aproximadamente.

Fachada con sistema tipo SATE
El SATE, sistema de aislamiento térmico por el exterior, es una solución de aislamiento idónea para la rehabilitación energética de edificios ya que disminuye el consumo de energía y supone un ahorro energético y económico para los usuarios. No cabe duda de que entra dentro de lo que denominamos fachadas ecoeficientes, especialmente en aquellos sistemas industrializados.
Se trata de un panel aislante de EPS (poliestireno expandido), XPS (poliestireno extruido), MW (lana mineral), PU (poliuretano) o PF (espuma fenólica) principalmente, protegido con un revestimiento que se aplica directamente sobre él y que está constituido por una o varias capas de morteros poliméricos, una de las cuales lleva una malla como refuerzo.
El SATE es un material muy empleado en la construcción y que cada vez tiene más mercado, sobre todo en proyectos de rehabilitación, debido a su gran rendimiento y a propiedades como estabilidad térmica en todas las épocas del año, la seguridad del sistema, el ahorro energético y la amortización de la inversión en un plazo medio. Puede aplicarse sobre cualquier tipo de fachada.

Mortero acrílico multicapa
El mortero acrílico multicapa es un revestimiento impermeable, aislante y poroso de seis capas. Una de ellas, la malla de fibra de vidrio, tiene como finalidad evitar las fisuras que sí se pueden dar en el revestimiento monocapa ya que le aporta flexibilidad al mortero. Las capas que componen esta solución son las siguientes:
- Panel aislante EPS: material aislante sistema SATE.
- Mortero adhesivo: se coloca como conexión acrílica entre el SATE y la malla flexible.
- Malla de fibra de vidrio: proporciona la flexibilidad al material.
- Mortero de refuerzo: cubre la malla y sirve para colocar las capas exteriores.
- Imprimación: capa acrílica que le dará uniformidad al revestimiento.
- Revoco decorativo: revestimiento final que queda a la vista.
Tipos de aislamiento térmico para fachadas
A la hora de llevar a cabo la rehabilitación de una fachada para mejorar su aislamiento térmico existen en el mercado diferentes soluciones que tendremos que sopesar, ya que habrá que tener en cuenta diferentes factores para elegir la que mejor le puede ir a cada proyecto. En cuanto al tipo de aislamiento de fachadas ecoeficientes, podemos destacar varios por su ubicación: exterior, interior, relleno de cámaras de aire, fachada ventilada y poliuretano proyectado en fachadas exteriores, cada cual con sus ventajas e inconvenientes.
Es importante, antes de decidir qué tipo de aislamiento térmico aplicar, valorar cuál es el que mejor rendimiento puede aportar a una determinada vivienda en particular.

Aislamiento exterior
El aislamiento exterior tiene la particularidad de ser el mejor funciona con respecto a los otros. El motivo es que al basarse en añadir capas por el exterior del edificio es mucho más sencillo eliminar los puentes térmicos, por lo que el aislamiento ofrece unos resultados muy satisfactorios. Además, permite cubrir toda la superficie de la fachada con el mismo material de manera homogénea.
Y como la instalación se realiza por la parte externa del edificio, proporciona dos ventajas adicionales. La primera es que no se pierde superficie útil en el interior de la vivienda. La segunda, que el propia montaje no repercute en el día a día de los/as ocupantes de las viviendas, más allá de las leves molestias que pueden causar los instaladores en los andamios.
Eso sí, conviene dejar constancia de que los sistema de aislamiento por el exterior son significativamente más costosos. Por otro lado, es importante tener en cuenta que la fachada va a cambiar de aspecto y que habrá que consultar la normativa urbanística municipal vigente para saber si en ese bloque, edificio o vecindario está permitido, y si lo está, en qué condiciones.
Las técnicas o sistemas más habituales a la hora de aplicar fachadas ecoeficientes en el exterior de un inmueble son el SATE (sistema de aislamiento térmico exterior), la fachada ventilada y/o el poliuretano proyectado.
Aislamiento interior
El aislamiento interior es un recurso más versátil que permite, por ejemplo, aislar zonas determinadas de una vivienda (la fachada que sufra con más rigor las inclemencias metereológicas, etc.). Apostar por este sistema tiene a su favor que es mucho más económico que el aislamiento exterior y que, evidentemente, no altera la apariencia exterior del edificio por lo que nos ahorramos el trámite de tener que consultar si es legal o no.
Sin embargo, no elimina los puentes térmicos de los forjados por lo que su rendimiento es inferior. No obstante, el mayor hándicap del aislamiento interior es que se come metros útiles de las estancias en las que se aplique, un inconveniente en viviendas o bloques de superficie contenida. También hay que lidiar con las engorrosas molestias que ocasiona cualquier reforma en el interior del hogar.
En cuanto a su aplicación, se coloca una capa de material aislante y posteriormente se recubre con revoco o yeso laminado. Los cuatro sistemas más destacados son los siguientes:
Técnica | Aislante utilizado | Sistema de fijación |
Poliestireno expandido (EPS) con yeso laminado | Placas de poliestireno (PS) | Adhesivo o fijación mecánica |
Trasdosado autoportante | Lana de roca o de vidrio | Perfiles metálicos |
Sistema de placas aislantes acabadas con revoco | Placas de poliestireno extruido (XPS) | Adhesivo |
Espuma de poliuretano (PU) proyectada por el interior | Espuma de poliuretano (PU) | No necesita |
Relleno de cámaras de aire
Existe una tercera vía intermedia para aislar térmicamente las fachadas, que solo se puede realizar en aquellos edificios que dispongan de una fachada con cámara de aire. En este caso, un/a profesional deberá encargarse de realizar agujeros (a una distancia aproximada de 50 cm entre ellos) tanto en el interior como en el exterior de la vivienda para inyectar el material aislante (espuma de poliuretano de baja densidad, celulosa aislante ignífuga, lana de roca o lana de vidrio, etc.), cerciorándose de que todo el hueco quede totalmente impermeabilizado. Es habitual que en el fondo de las cavidades queden restos de ladrillo u otros materiales y eso imposibilite el paso del aislante.
Como en el aislamiento interior, no se modifica el aspecto exterior de la fachada (a pesar de los agujeros), es más económico, se evitan las filtraciones de aire (si se realiza un buen aislamiento), aporta rigidez a la fachada y pueden aislarse zonas concretas, sin necesidad de hacerlo en toda la vivienda. Otra cuestión positiva es que no se pierde espacio interior, ya que el aislante va en el hueco vacía de la fachada. Y es una operación bastante rápida y sencilla en su ejecución.
En este caso volvemos a tener el inconveniente de los puentes térmicos, que no quedan sellados y que es más complicado que la aplicación se realice uniformemente. Puede que incluso algunos materiales (PU) dejen mal olor en la vivienda.
Fachadas ventiladas
La singularidad de la fachada ventilada es que dispone de una cámara de aire continua entre el revestimiento exterior y la capa de aislamiento, que puede ser de lana de roca o de vidrio o de espuma de poliuretano. Esta cámara, que se consigue incorporando fijaciones a la fachada sobre las que apoyar el revestimiento exterior, permite la evacuación de agua sin afectar directamente al aislamiento.
Este sistema es desmontable y reutilizable, además de permitir la reducción de puentes térmicos, razón por la que ofrece un buen rendimiento térmico y se considera bastante eficaz. Ofrece una gran variedad de acabados.
En el lado negativo hay que destacar que el coste de instalación de este sistema es mayor que en el resto y que se necesita más espacio exterior, ya que puede aumentar el espesor de la fachada entre 10 y 30 centímetros, dependiendo del acabado. Por último, hay que tener en cuenta que no es apto para climas húmedos debido a que el aislante pierde sus propiedades.

Poliuretano proyectado en fachadas exteriores
Este tipo de aislamiento es muy específico y sobre todo está aconsejado su uso en fachadas medianeras (cuando ha quedado expuesta debido al derribo del edificio contiguo) o fachadas interiores. Se aplica una capa de espuma de poliuretano proyectado de al menos 30 mm de espesor que proporciona aislamiento térmico y acústico, impermeabilización, estanqueidad y reduce los puentes térmicos. También se adhiere muy bien a la zona en la que se aplica, es resistente a la climatología adversa y protege al paso del tiempo. Por si no fuera suficiente, es un sistema muy económico y rápido de administrar.
Al tratarse de algo tan específico, no es un sistema adecuado para otros usos pero sí es un parche más que digno para los casos antes mencionados.